El rally de Noia ya parecía complicarse para nosotros
incluso antes de verificar el coche, toda la semana tirado en cama con fiebre
incluso el viernes horas antes de comenzar el rally.
El sábado me levantaba sin fiebre pero con mal estar y dolor
de cabeza pero aun así con ganas de empezar, en el primer tramo un par de
trompos ya nos demostraban lo complicado que podía llegar a ser este rally, en
el segundo una neutralización nos daba un injusto tiempo 27 segundos más lento
que nuestro tiempo en ese tramo en la segunda pasada pero nuestra inexperiencia
también iba a hacernos penalizar en el
control horario, a partir de ahí arrastramos una penalización de 10 segundos en
cada tramo hasta el final, cosa que aun a día de hoy aun no sabemos el de donde
viene pero que entre unas cosas y otras nos atrasaba un minuto y medio en la
lista.
Durante todo el día intentamos ir lo más rápido dentro de lo
que mi estado y mi poca concentración me permitía y no fue de todo mal hasta que en el
penúltimo tramo en una de las frenadas fuertes note que el coche se atravesaba
y hacia un ruido extraño, nuestra sorpresa fue que al acabar el tramo las
pastillas delanteras del lado derecho habían desaparecido y el disco estaba
bastante dañado, nos quedaba un tramo y visto que intentar apurar una frenada
era impensable solo nos quedaba acabar, y así fue, el último tramo nos
dedicamos a pasar y llevar el coche a la meta, al final 22º de la general y con
todo ese tiempo encima, todo lo que nos paso e incluso que en el cocido el
rally se nos había acabado tras el primer kilometro creo que no sería justo
decir que fue un mal rally para nosotros aunque por dentro nunca te quedes
conforme.
Ahora toca desmontar
el coche para adecentarlo, reforzar la carrocería y cambiar el arco y aun que se vea
lejano ya estamos pensando en el próximo para poder salir al 100% y seguir
aprendiendo, disfrutando y haciendo lo que se puede para poder hacer disfrutar
a la afición que siempre me sorprende lo agradecida que se ve desde dentro del
coche.