El de Dumbría mantuvo un gran duelo con Alberto Meira en su estreno a los mandos del Citroën DS3 WRC, cerrando una temporada de ensueño.
El Rallye Ribeira- Ría de Arousa celebró su segundo año de vida con un aumento considerable en el número de participantes, pasando de los 86 de la edición pasada a los 134 de esta, y con un planteamiento que dividía seis tramos entre la tarde del sábado y la mañana del domingo. La expetación estaba puesta sobre el recién proclamado campeón, Víctor Senra, en su estreno a los mandos del espectacular Citroën DS3 WRC.
El de Dumbría mantendría una apretada lucha con Alberto Meira desde la primera especial, hasta el punto que el de Vincios se iría a dormir como líder tras la primera jornada de competición con una ventaja de quince segundos. Sin embargo, Senra salió al ataque durante la mañana del domingo y recuperó el tiempo perdido en tan sólo dos tramos, finalizando en primera posición y cerrando, una vez más, una temporada perfecta en todos los sentidos.
Alberto Meira se tenía que conformar con la segunda plaza y, tras él, Amador Vidal completaba el podio en su regreso a la competición y en un vehículo de la categoría Rally2, por primera vez. Cabe destacar el abandono tempranero de Alberto Nimo debido a una salida de carretera cuando ocupaba el cajón más bajo, a bordo del Volkswagen Polo Rally2.
José Lamela firmaba una gran actuación a los mandos del Citroën DS3 R3T, finalizando en cuarta posición y llevándose la victoria en la Top Ten B por delante de Celestino Iglesias. En la Top Ten C, Daniel Álvarez llevaba el Peugeot 205 a lo más alto marcando un gran ritmo a pesar de ciertos problemas mecánicos, mientras que David Rivas se hacía con el título absoluto en este apartado.
Alexis Vieitez hacía lo propio en el Volante FGA que, sin duda, era uno de los mayores atractivos de la prueba y le permitirá tomar el relevo de Pablo Blanco a los mandos de un vehículo de la categoría N5.
Álvaro Pérez hacía lo propio y se llevaban el gato al agua en la Pirelli AMF, pero no era suficiente para ganar el campeonato absoluto, que recaía en manos de Marcos Maceiras.
El Campeonato Gallego de Rallyes de Asfalto pone de esta manera fin a una temporada más, marcada por el dominio de Víctor Senra en la parte alta y las siempre disputadas copas de promoción, que pueden presumir de reunir a grandes talentos del automovilismo gallego.