El 2022 es un año marcado con X en el automovilismo gallego, y es que es el momento de las elecciones a la presidencia de la Federación Gallega de Automovilismo. Tras 40 años de presidencia por parte de Iván Corral, esta parece ser la ocasión en la que más posibilidades hay de que se produzca un cambio en el órgano de mandato.
La situación ha llevado a los candidatos de AMBOS BANDOS a poner en marcha la maquinaria propagandística. Esto no tendría por qué ser algo negativo, ya que es evidente que para convencer al electorado es necesario desarrollar un plan atractivo y “vender” una idea. El problema llega cuando esa campaña se dirige única y exclusivamente a desprestigiar al adversario, cayendo en descalificaciones y faltas de respeto que, en vez de generar un debate constructivo sobre qué se podría mejorar, manchan el nombre del automovilismo gallego y mantienen a los fieles de uno y otro bando como cabezas de turco que se dejan la piel en defender a su favorito, sin pararse a reflexionar lo que conlleva.
El mejor ejemplo de ello, como de la mayor parte de cuestiones hoy en día, se puede percibir en las redes sociales. A través de ellas, los insultos y las faltas de respeto se han ido sucediendo por todas partes. No es necesario invertir mucho tiempo en los perfiles oficiales de Facebook de los candidatos para ver de publicaciones, comentarios y respuestas tratando de ridiculizar cualquier tipo de tema que afecte al campeonato.
Esto no ha hecho más que desviar el debate sobre qué se podría mejorar en Galicia, para pasar directamente a guerras personales y juego sucio que mantiene a aficionados (que comparten una misma pasión) enfrentados en los comentarios. A ello también hay que añadir la colaboración de supuestos “medios” que tratan de blanquear la propaganda política como contenido e información objetiva, además del continuo uso de pilotos y figuras representativas de este deporte como propaganda.
Por el bien del automovilismo, que no pocos problemas tiene encima, los implicados en este proceso electoral deberían de dejar a un lado este tipo de acciones y pasar a trabajar de verdad en un modelo que asegure la supervivencia del certamen, a no ser que ese no sea su principal interés, claro está.
Lo único que deja patente el circo que se ha montado alrededor de las elecciones a la federación es que, en primer lugar, sigue sin existir una propuesta real y de cambio que trate de mejorar los problemas de quién compite, o por lo menos no se está centrando la campaña en ello. Por el otro lado, pero no menos importante, se está demostrando una vez más que el automovilismo le pertenece a los pilotos, escuderías organizadoras y aficionados que gastan de su tiempo y dinero en lograr mantener lo más arriba posible un regional envidiable en todo el país, y no a “políticos” que buscan sacar un rédito y mantener el puesto a costa de todos los anteriormente mencionados.
Como comentaba hace un par de semanas un aficionado en un post de Facebook: “deberíades ser un pouquiño máis profesionais e deixar as publicacións de patio de colexio”.